Empezar a realizar las cosas tarde está bien, debemos de dejar de autosabotearnos pensando que la vida nos pasa factura y que estamos tarde para empezar una nueva aventura. Es más, empezar tarde hace que en cierto modo estemos más vacunados sobre la vida, que todo por lo que hemos pasado hasta el momento nos haya generado un callo para afrontar lo que está por venir.
Muchas veces siento que ser adulto es verte a ti mismo como roto, ver al mundo como roto pero nunca darte por vencido. Me choca ver cuando las personas viven su vida en piloto automático, no se emocionan por las pequeñeces y sólo viven para morir, no quieren empezar de cero ni cambiar sus sueños por miedo. Me enamoro de personas que se emocionan a cualquier edad, con las cosas pequeñas y las grandes, con la vida y la muerte, desde el nacer de una mariposa hasta el morir de un ocaso.
Hay una idea que personalmente no comparto. Y es que en todo lado nos venden que uno está activo hasta que puede hacer cosas, cuando uno está viejo se está muerto en vida. Leyendo de pequeño La Tregua de Mario Benedetti me arrancó esa idea de la cabeza. El escrito cuenta la historia de un hombre común y corriente, viudo y con tres hijos mayores, burócrata de oficina, que a punto de jubilarse, encuentra en el amor de una muchacha joven la felicidad que la vida le había negado por muchos años.
En ese entonces me preguntaba, ¿La gente en avanzada edad se sigue enamorando? ¿La gente a los 50 cambia de metas en su vida? ¿La gente cambia de sueños? ¿Las personas quieren volver a sentir aquello que los hace jóvenes? ¿Existe edad para los sentimientos?
En respuesta a ello: sí. Los afectos nos acompañan toda la vida. Y lo que yo veía como un absurdo es un tipo de discriminación por una imposición que nos muestra en todos los anuncios que solo nuestra generación se enamora, solo las personas con el cuerpo en su plenitud tienen sexo. Pero esto sólo envoca en asimilar como la vida emocional de las personas varía a lo largo de la vida. Cambiamos día con día. Siempre se debe tener presente que nunca es tarde para amar, nunca es tarde para cambiar de sueños.
Si llegas a los 50 con la misma mentalidad de los 30, con las mismas actitudes y pensamientos, significa que perdiste 20 años en tu vida.
Y a todo esto, ¿Cuál es la búsqueda en la vida? ¿De qué sirve cambiar de sueños? Para mí, siempre debemos estar conectado con algo, con ese anhelo, con ese eros que nos mantiene vivos, que de manera inexplicable hace que queramos algo más de la existencia, que pide algo más, que pide un capítulo más de la serie antes de irse a dormir, o un parrafo más de leer, o una cerveza más. Cambiar de sueños significa que estás evolucionando y estás aprendiendo por todo lo que has pasado.
La vida es sorprendentemente colorida. No existen rangos de edad para empezar desde cero y cambiar de sueños.
Foto de portada por Jukan Tateisi en Unsplash.
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