Las dos fuentes más grandes de conocimiento que el hombre ha logrado concebir son el medio racional, por virtud del cual se obtiene un producto concreto y aceptable para el raciocinio humano, y la fe, que otorga conceptos abstractos, que para poder conceptualizarlos se necesita realizar una ficción interna propia de cada persona.
La fe en la Biblia se expresa como la afirmación de que Dios (objeto de nuestra fe), hará lo que esperamos, a su manera y a su tiempo. La razón por otra parte, es el acto de discurrir el entendimiento.
Respeto a aquellos que creen sin preguntarse por qué creen, sin darse explicación de sus creencias. Aunque cuestionarse sea parte del proceso de llevar una relación sana con Dios y consigo mismo.
La pandemia en la que estamos viviendo, mientras escribo estas líneas, 14 de junio año 2020, se ha convertido en simbolo de la crisis que presenta la fe frente a la razón ilustrada.
Dios, si es omnipotente y bueno, no habría podido crear un mundo malo o menos bueno del que tenemos, es por esto que algunas personas creen que vivimos en el mejor de los mundos posibles. El contraste entre la realidad, al menos como la percibimos y nuestra creencia en este Dios, omnipotente y bueno, puede llevarnos a negar la comprensión de la realidad en favor de una fe racional que solo puede sostenerse apelando al misterio, ya que nuestra razón es limitada y finita.
El sacrificio del intelecto en favor de la fe lleva a muchos a negar la imperfección del mundo porque parece en cierto punto opuesta a la fe, por lo tanto se renuncia a la razón y al uso de la teología para cuestionar, para criticar. Toda interpretación de la imagen de Dios es humana, no tenemos los ojos de Dios, es un fallo tremendo a la humildad intelectual.
Pero, ¿En qué momento el teismo se vuelve antropocentrista? Lo importante ya no es tener a Dios en el centro, sino al ser humano. Pensamos que ya no se puede dejar la creación en manos de Dios, porque si este existiese, ha demostrado que no sirve de mucho. Ha permitido que aproximadamente 7.4 millones de personas hayan muerto a causa del COVID 19.
Como no podemos dejar la creación y las riendas de este mundo en manos de Dios, el hombre debe asumir la responsabilidad de cuidar del mismo. El hombre debe ser Dios. Esto nos lleva a una implicación reflectiva meramente humana, si Dios no existe, entonces no le podemos echar culpa de nada. Es el ser humano el responsable de todo lo que vemos mal, y de todo lo que vemos bien, por supuesto.
La autoafirmación humana frente a un Dios que parece no resolver los problemas, ha utilizado la razón política, la ciencia y la técnica como motor del progreso. A partir de aquí el progreso se convierte en el nuevo Dios, que se ha tenido que extender por todos los pueblos subdesarrollados de la Tierra.
Nos hemos emancipado de la idea Dios, y creemos que podemos subir en un continuo crecimiento, en un progreso, y alcanzar la eterna prosperidad que se reduce al aquí, a la historia, no hay nada más fuera de ella. Creemos que la idea de Dios era un yugo para el hombre que lo mantenía oprimido, y que reinvindicar al ser humano como el único responsable del destino de su historia, darle los derechos de un Dios, iba a ser que este mundo progresara y alcanzara la prosperidad total. Y a esto le llamamos razón…
Entonces, ¿La razón y la fe son compatibles?
La esperanza es el sentimiento por el cual esperamos que algo suceda, pero siempre es impulsado por la razón, que otorga las probabilidades innegablemente ciertas de que aquel acontecimiento futuro llegue a realizarse de una u otra manera, la razón propone los medios y la fe los fines. De este modo, aunque ambas parezcan muy distantes sí son compatibles entre sí.
Nuestro corazón creyente se pregunta, cómo Dios puede permitir todo esto? La respuesta no es fácil, no pueden ser dos líneas, una página de libro, un post en un blog, el mal pone a prueba nuestra fé, el mal somete a crítica nuestra imagen de Dios y del propio ser humano.
Si algo es cierto, seas creyente o ateo, estamos llamados todos desde nuestra libertad a comprometernos por luchar contra el mal, y hay que empezar barriendo nuestra propia casa.
Gracias por leer!
Foto de portada por Alex Radelich en Unsplash.
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